Hola. Mi nombre es Valentín Benavides. Soy músico y mi vocación es enseñar a los demás la emoción que produce la música. Soy director de coro desde hace diecisiete años y eso me ha dado la oportunidad de vivir situaciones que pueden asemejarse a las que se producen en un colegio o instituto. Un coro es un microcosmos, un pequeño universo donde la tarea del director es lidiar con las diferentes personalidades y capacidades de sus miembros y aunarlas en un objetivo común: disfrutar de la música y emocionarse con ella. Soy consciente de que los alumnos de un instituto conforman un grupo humano distinto al de un coro, para empezar porque los primeros están obligados a ello y los segundos lo hacen por placer, pero también creo que hay muchos puntos en común. En un coro se producen momentos de tensión, incluso de confrontación abierta, pero también de ilusión y satisfacción colectiva cuando el trabajo está bien hecho. Educar desde la emoción por lo que se enseña me parece la clave para transmitir esa misma emoción a los alumnos, como a los miembros de un coro.
Y esta idea de la emoción como concepto central me lleva al título del blog: «El fantasma de Aby». Aby Warburg (1866-1929) es uno de los más grandes y visionarios historiadores del arte. A lo largo de su vida buscó algo que trascendiera al arte y lo ligara con la naturaleza humana: la emoción. De esa manera, contemplaba el arte no desde una perspectiva estética, sino antropológica. El arte expresa emociones y las plasma mediante fórmulas afectivas que sobreviven al tiempo y se manifiestan en culturas muy diversas. Así, las teorías de Warburg son verdaderamente interdisciplinares e interculturales, preocupadas por la emoción que nos une en nuestra condición humana.
Estoy convencido de que el fantasma de Aby aún sigue con nosotros y me parece un extraordinario ejemplo para la tarea educativa. Educación y emoción deberían ir siempre ligadas.
Y esta idea de la emoción como concepto central me lleva al título del blog: «El fantasma de Aby». Aby Warburg (1866-1929) es uno de los más grandes y visionarios historiadores del arte. A lo largo de su vida buscó algo que trascendiera al arte y lo ligara con la naturaleza humana: la emoción. De esa manera, contemplaba el arte no desde una perspectiva estética, sino antropológica. El arte expresa emociones y las plasma mediante fórmulas afectivas que sobreviven al tiempo y se manifiestan en culturas muy diversas. Así, las teorías de Warburg son verdaderamente interdisciplinares e interculturales, preocupadas por la emoción que nos une en nuestra condición humana.
Estoy convencido de que el fantasma de Aby aún sigue con nosotros y me parece un extraordinario ejemplo para la tarea educativa. Educación y emoción deberían ir siempre ligadas.
La comparación de una clase de secundaria y un coro me parece muy acertada. Tiene buena pinta este blog
ResponderEliminar