La lectura de un artículo de El Norte de Castilla en el contexto del inicio del curso escolar 2017-18 pone de relieve una circunstancia que llena de orgullo (y satisfacción, como diría el monarca emérito) a los políticos regionales: la educación en Castilla y León está a la cabeza de nuestro país, según el informe PISA.
Es difícil determinar las virtudes del sistema educativo de Castilla y León que han llevado a este (supuesto) éxito. Hay quienes aseguran que el carácter castellano, sobrio y respetuoso, es proclive a valorar la educación por encima de otras comunidades. Siempre me han parecido peligrosas estas afirmaciones genéricas, pero quizás haya algo de verdad.
En el artículo no se dan pistas de las claves del éxito del sistema educativo en Castilla y León; lo que sí se pone de manifiesto es la obsesión de los políticos (no solo los de aquí) por el bilingüismo como la fórmula mágica para seguir a la cabeza de cualquier ranking. Cómo me gustaría llegar a ver a una clase política defender las humanidades con la misma convicción que lo hacen con el bilingüismo.
La realidad, sin embargo, es que la enseñanza de determinadas asignaturas en inglés ha llevado en muchos casos a que los alumnos no aprendan bien ni los contenidos de la asignatura ni el inglés.
Dejo aquí un interesante artículo que profundiza en los problemas de este pretendido bilingüismo:
https://www.unir.net/educacion/revista/noticias/ensenanza-bilingue-no-es-bilinguismo-por-que-dos-mas-dos-no-estan-sumando-cuatro/549203612143/
Es difícil determinar las virtudes del sistema educativo de Castilla y León que han llevado a este (supuesto) éxito. Hay quienes aseguran que el carácter castellano, sobrio y respetuoso, es proclive a valorar la educación por encima de otras comunidades. Siempre me han parecido peligrosas estas afirmaciones genéricas, pero quizás haya algo de verdad.
En el artículo no se dan pistas de las claves del éxito del sistema educativo en Castilla y León; lo que sí se pone de manifiesto es la obsesión de los políticos (no solo los de aquí) por el bilingüismo como la fórmula mágica para seguir a la cabeza de cualquier ranking. Cómo me gustaría llegar a ver a una clase política defender las humanidades con la misma convicción que lo hacen con el bilingüismo.
La realidad, sin embargo, es que la enseñanza de determinadas asignaturas en inglés ha llevado en muchos casos a que los alumnos no aprendan bien ni los contenidos de la asignatura ni el inglés.
Dejo aquí un interesante artículo que profundiza en los problemas de este pretendido bilingüismo:
https://www.unir.net/educacion/revista/noticias/ensenanza-bilingue-no-es-bilinguismo-por-que-dos-mas-dos-no-estan-sumando-cuatro/549203612143/
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