Uno de los objetivos de la educación para la década 2010-2020 fijados por el Consejo de Ministros es conseguir un reconocimiento profesional y social del docente. En nuestro grupo de trabajo hemos reflexionado acerca de la medidas necesarias para lograr dicho objetivo:
- Mejorar los sistemas de selección y supervisión del profesorado para garantizar su calidad.
- Diseñar un proceso de prácticas docentes más complejo, extenso e individualizado para garantizar una buena inserción del nuevo docente en el sistema educativo.
- Mejorar las condiciones salariales del profesorado.
- Fomentar un debate social para llegar a un verdadero reconocimiento de la autoridad del profesorado.
De las medidas propuestas por el Consejo de Ministros, la que me parece más interesante es la tercera:
- Incorporar, en colaboración con las universidades, las modificaciones que exijan los nuevos modelos de formación inicial del profesorado de los distintos niveles educativos, para su mejora permanente.
Es, sin duda, una medida loable; lo que falta es la valentía política para implementarla. Existe en el ámbito educativo desde hace unos años una propuesta de implantar un MIR educativo. Es llamativo que los docentes reclamen un mayor reconocimiento social sin exigirse a sí mismos una mejor formación. En mi opinión, la formación actual del profesorado de secundaria es totalmente insuficiente. El hecho de poseer un título universitario puede dar fe de la adquisición de una serie de conocimientos pero nada dice de la capacidad para comunicar esos conocimientos a otros. El modelo actual de prácticas en un centro educativo es escaso para que el futuro profesor adquiera esas habilidades comunicativas que debe tener todo buen docente.
El sistema educativo debe aspirar a tener los mejores docentes; a partir de ahí, el reconocimiento a su profesión por parte de la sociedad será cuestión de (poco) tiempo.
- Mejorar los sistemas de selección y supervisión del profesorado para garantizar su calidad.
- Diseñar un proceso de prácticas docentes más complejo, extenso e individualizado para garantizar una buena inserción del nuevo docente en el sistema educativo.
- Mejorar las condiciones salariales del profesorado.
- Fomentar un debate social para llegar a un verdadero reconocimiento de la autoridad del profesorado.
De las medidas propuestas por el Consejo de Ministros, la que me parece más interesante es la tercera:
- Incorporar, en colaboración con las universidades, las modificaciones que exijan los nuevos modelos de formación inicial del profesorado de los distintos niveles educativos, para su mejora permanente.
Es, sin duda, una medida loable; lo que falta es la valentía política para implementarla. Existe en el ámbito educativo desde hace unos años una propuesta de implantar un MIR educativo. Es llamativo que los docentes reclamen un mayor reconocimiento social sin exigirse a sí mismos una mejor formación. En mi opinión, la formación actual del profesorado de secundaria es totalmente insuficiente. El hecho de poseer un título universitario puede dar fe de la adquisición de una serie de conocimientos pero nada dice de la capacidad para comunicar esos conocimientos a otros. El modelo actual de prácticas en un centro educativo es escaso para que el futuro profesor adquiera esas habilidades comunicativas que debe tener todo buen docente.
El sistema educativo debe aspirar a tener los mejores docentes; a partir de ahí, el reconocimiento a su profesión por parte de la sociedad será cuestión de (poco) tiempo.
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